Tuesday, March 27, 2012

Se va, se va...se fue

Tomo el teléfono, marco un número.

¿Qué quieres Fernando?.- Contesta alterada

Maldición, sabe quien llama.

Me estoy tomando un litro de clarasol...- se produce un silencio por 20 segundos-... fallé, solo es una botella más de alcohol.

Imbécil, me preocupaste- su voz me ataca.

Reina la paz en la línea telefónica, nada de ruido, solo la sensación de una conversación destinada a irse al vacío, donde es su lugar.

Bueno, solo quería saber si te llegaron mis mensajes.- tímido logro soltar algunas palabras.

Sabes, me tengo que ir, me están esperando para ir a un concierto y voy retrasada.- Cambia el hilo de la pésima charla.

Bueno, voy para Houston la próxima semana a presentar mi libro, no sé si quieras que te traiga algo.- Me amarro a mis pequeños triunfos para parecer interesante.

No, gracias, me voy, luego hablamos.- Se va, se va...

Está bien, cuelga tú primero...- me doy cuenta que puedo sacar algo de humor.

Imbécil- eso podría ser un adiós tosco de parte de ella.

Dejo la bocina levantada, no quiero saber si ha colgado o sigue en la línea esperando a una contestación de mi parte. Doy un sorbo al clarasol disfrazado de alcohol, se siente como alcohol, es licor (maldición).

Doy un suspiro, prendo un cigarro, me doy cuenta que no tengo erecciones desde la última vez que la vi, mis hombros se encogen, odio al mundo, odio a todos, la odio a ella.

Veo que una araña se pasea por el techo, la descarada camina sin ninguna preocupación, debería de ser esa araña yo y maldigo al destino por no serlo. La bocina sigue descolgada, me pregunto si ella seguirá en la línea, no lo sé y prefiero no averiguarlo, quiero matar a la insolente araña.

Doy un trago a la botella de clarasol ( o licor. Ebrio me da lo mismo) veo que la araña detiene su marcha, me reta, quiere pelea pero sabe de antemano que me derrotará, aun así pelearé, el "vive y deja vivir" no me importa, trataré de no dejarla vivir, no rendiré cuentas a nadie de su muerte, no tengo por qué hacerlo, yo soy el fuerte, el de las armas y el de la tristeza, ella solo camina por caminar.

Doy un bostezo, el teléfono sigue descolgado, tal vez ella siga en la línea esperando un adiós de parte mía, pero insisto en dejarla esperar si es que así lo es. La araña se me pierde, puede que sea por que es muy hábil o por que yo sea un tarado influido por las delicias del clarasol ( alcohol, maldición).

Dejo la pelea con la araña, me siento mareado y con los intestinos acabados, mi nudo en la garganta se amarra más pero no soltaré lágrima alguna, no lo hice ni cuando falleció mi padre.

Duermo una siesta de ocho horas, hace mucho que no dormía tanto. Despierto y lo primero que se me viene a la mente es una grosería lanzada contra el imprudente de mi vecino que tiene su aparato de sonido a todo volumen con canciones de Kasabian.

Llego al cuarto donde está el teléfono y busco a una araña insolente que escapó la noche anterior de una muerte insegura. Veo que se ha ido, que ganó la partida, me enojo al ver mi inutilidad de no poder matar arañas pero segundos después veo el teléfono descolgado y el misterio me mata, tal vez ella siga en la línea. No quiero colgar, es lo único que me ata a ella, caigo en cuenta que hace unas ocho horas su voz resonaba en la bocina del teléfono de disco.

No colgaré, lo decido y prendo un cigarrillo, se me vienen a la cabeza todas las frases celebres de Mad Men y tardo cinco minutos en terminarme el cigarro.

Se esfuma el pitillo, doy un vistazo más al techo, veo que la araña ya no aparece por ningún lado, me decido a tomar la bocina del teléfono:

Tu-tuu-tuuu-tuuu (la bocina suena constantemente)

Que satanás me castigue por no tomar clarasol.

Ella se va, se va, se va, se fuee...

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