Saturday, April 28, 2012

Se busca una ninfa (real) para mis poemas


Conjugué el verbo "atar",
en pasado me salió la palabra "sorprender"
en el presente la palabra "sufrir"
y en el futuro la palabra "olvidar"

También despejé
el destierro que me provoca el desprecio
y salió un ataque de furia como la respuesta a mis problemas

Para la escuela nunca fui bueno,
mucho menos para las chicas,
pero si se me presenta resolver la ecuación
que hay entre tus dos piernas
la conclusión sería que Pitágoras se puede ir al infierno,
tengo a las matemáticas a mis pies
y besaré tu no tan virginal cuello,
soplaré un aire despesperado de atención en tu oído
y me dirás que tu boca siempre espera un beso mío.
la ciencia se puede morir,
escribir poemas es como jalar a la luna con un lazo,
contarle un secreto por partes,
donde la tercera parte terminaría en un
"Ella se lo buscó, yo no lo pedí
y ahora
que mi destino se vaya por el retrete".

te ofrezco una copa de nada

Y yo te decía que la oscuridad no me asusta
y tú reías mientras despreciabas mis argumentos,
que si bien válidos o no,
solo demostraban que ya estaba harto
de la parafernalia que representa
estar escribiendo intentos de versos indecentes
sobre la velocidad de tu olvido
y sobre el lloriqueo de mi no aceptación a la tierra de los inmortales.

Y yo te decía con la mente
"Aquí me tienes"
y la prisa te consumía
y yo me derretía por un pedazo de tu atención
pero llegué con nada y me fui sin nada,
anquilosado, con los pantalones mojados
y cagándome de miedo
ante los demonios del desprecio,
que me vencieron y yo no libré el problema
y ahora odio al mundo,
odio el segundero de mi reloj
y adoro tu mirada,

y en el presente
pateo copas de lástima
hacia la hoguera de mis miles de problemas
pero lo hago sin ruido
para no despertar a los mounstros
aparcados en las orillas de mi pantalón

Pero que quede bien claro,
tú no me veías,
lo sé;
por que ni por un segundo
mi vista se apartó de tu ser,
Misión cumplida.

Tiempo de sobra


Y entramos a su departamento luego de una noche rara.

Ella se despojó de su ropa solo dejándose la interior, yo me quedé parado en lo que se podría llamar su sala.

- ¿Gustas heroína? - En tono pacífico me preguntó.

Decliné la invitación con un movimiento de cabeza.

- Preferiría tomar un baño, hace tres semanas que no lo hago - comenté antes de que ella me invitara algo más.

- Bueno, ya sabes, al fondo a la derecha, no hay agua caliente y trata de no gastarte el poco jabón que queda- muy amablemente me señaló la puerta indicada.

Tenía que atravesar un pasillo con dos puertas, solo ella y Dios sabe qué había en aquellos cuartos.

Llegué al baño y noté que no había regadera, solo una tina y encima una toma de agua, lo demás eran objetos sin sentido para un baño. Por ejemplo, había un poster de Amanda Miguel en una de las paredes y en otra pared un cuadro con la leyenda "Hogar Dulce Hogar".

Dejé de lado la desolación del baño y proseguí a lo mío, llené la tina de agua, prendí el viejo walkman que siempre cargó en uno de los bolsillos de mi pantalón con alguna cinta de soul dentro de él, me desnudé y me metí. Ya dentro de ella no me importó que el agua estuviera helada y me sumergí como cualquier chiquillo que disfruta jugar dentro de una tina con cualquier instrumento a su alcance.

Disfruté tanto retomar mi relación con la higiene que en algún momento me debí de haber quedado dormido en la tina y cuando desperté la cinta que albergaba el walkman ya se había terminado de reproducir, supongo que ya tenía bastante rato sumergido en la tina pues mis dedos se notaban arrugados y mis pies ya no los sentía.

Inmediatamente salí de la tina, me tapé con una toalla y se me ocurrió salir a preguntarle a ella si tenía algo de ropa limpia que me pudiera prestar, pues la que llevaba puesta estaba demasiada sucia.

Al llegar a la sala noté que el cansancio la había vencido y se había quedado dormida en un sillón (el único que reinaba en aquella parte de su departamento), me acerqué cuidadosamente para observarla de cerca.

Se veía hermosa, con el rímel corrido en las mejillas, sus patas de gallo que solo una mujer como ella podría tener, sus piernas que denotaban su participación en mil batallas, un peinado que solo llegaba a intento de serlo y un ronquido tan pacífico que me dio cosa despertarla.

Tomé una silla y prendí un cigarro, me quedé velando su sueño, vivir en la calle te hace olvidar el sueño cuando tú quieras y yo llevaba tres semanas deambulando por las calles sin la necesidad de dormir, tenía otras cosas más importantes en que pensar.

A la mañana siguiente preparé algo de café, ella seguía dormida mientras lo hacía, tomé una taza despostillada y serví café dentro de ella, luego busqué dentro de los viejos muebles algo de licor para mezclarlo. Hallé una botella de ron.

Ella despertó y me dio las gracias por haber preparado el café, yo me disculpé por el atrevimiento de hurgar entre sus muebles para encontrar licor, ella no se molestó, tomó otra taza despostillada y se sirvió la combinación café-ron y nos callamos.

Luego del café mañanero ella comentó:

- Él se fue hace dos semanas, descubrió que no puedo tener hijos y me dejó colgada con el alquiler de esta pocilga, realmente no sé qué hacer. Me duele su traición pero lo que más me duele es que no sé cómo diablos voy a salir adelante con esta tristeza que me cargo.

Me encogí de hombros y prendí otro cigarro.

El silencio se adueño de nosotros, cada uno sabíamos que estábamos metidos en un gran lío y no se nos ocurrían las palabras correctas para poder consolarnos, aunque en nuestro destino estaba que ni el poeta más exacto del mundo podría encontrar los versos adecuados para hacernos sentir mejor.

- ¿Y de qué o quién te escondes? - Me preguntó.

- Perdí mi casa y creo a mí mujer en una apuesta de un juego de beisbol.

- ¿A quién le apostaste?

- A los Tigres de Detroit.

Ella carcajeó y de manera muy atrevida me arrebató el cigarro de la boca, le dio una fumada y me preguntó si necesitaba ropa liimpia.

Inmediatamente acenté con la cabeza y ella se metió a uno de los cuartos que se encontraban en el pasillo que conducía al baño.

Ella salió con un vestido puesto que la hacía ver hermosa y en una mano cargaba ropa limpia de hombre. Me dijo "levántate" e inmediatamente me despojó de la toalla que me cubría de la cintura para abajo dejándome desnudo y de alguna manera intrigado por lo que podría pasar.

Comenzó a calcular las medidas de todas las partes de mi cuerpo, yo no decía nada y ella al momento de analizarme soltaba un "mmm tal vez".

-Bien, puedes ponerte todo esto - Me dio la ropa en la mano y yo asentí con los hombros.

Me puse la ropa y ella se mostraba feliz, yo no tenía nada en mente de lo que pudiera suceder después.

Al momento de ponerme la camisa, ella se levantó para acomodarme el cuello, quedamos cara a cara y ella me gustó más, se quedó inerte ante mi mirada y le pregunté timidamente si la podía besar.

Esas cosas no se preguntan, se hacen.- Ella me respondió.

La tomé entre mis brazos y yo sin cerrar los ojos le acomodé un beso que duró no sé cuánto, pero de lo que estoy seguro (o estaba) es que le removí fibras que hace mucho ella ya no sentía, cada segundo que mi boca se mantenía pegada a la de ella era un momento de total felicidad para los dos.

Nos separamos y comencé a desabotonarle su vestido, ella accedía y me besaba cada vez más intensamente, era un momento de esos que por muy cortos que sean te marcan de por vida. Solo me faltaba desabrochar un botón para despojarla totalmente de su vestido floreado pero al momento de hacerlo ella se alejó y comenzó a llorar.

- ¿Pasa algo?- Pregunté asombrado por lo que estaba pasando.

- Lárgate malagradecido.

Commenzó a abrocharse el vestido y yo sólo pregunté:

- Pero ¿por qué?

- Tienes que irte inmediatamente, mi marido puede llegar en cualquier momento y si se da cuenta de lo que está pasando esta vez sí se me jode la vida.

Salí del departamento y ya en la calle noté que un sujeto llevaba un periódico con la noticia en primera plana:

"Detengan los relojes; los Tigres de Detroit llevan 2 semanas sin perder".

Maldición.

Wednesday, April 25, 2012

La osadía del perro de nadie

"Te echo de menos, ¿sabes?
Pero a falta de sexo solo me queda la literatura.
Y no,
no me refiero a hacer el amor." -Escandar Algeet

Y ya convertido en un perro hecho y derecho
se lanzó a la aventura de conseguir aventuras,
comerse las colillas de cigarro,
mendigar por comida
y pelear por territorios escasos de sentido

y en una de esas lo consiguió,

no era el perro más temido
pero sí el más humano
y eso
en algunas condiciones es irse al hoyo.

Cuando se trataba de follar,
lo hacía, así sin más,
olía a la perra de su preferencia
y ellas terminaban comiendo de su pata.

Su condición de perro
no le permitía que su ego creciera
pero eso a él no le preocupaba,
su sinsentido de la vida lo tenía contento

aunque

había noches perrunas
en donde un vacío lo atacaba
y sentía una sensación
de querer hacer algo antes de
quedarse patas pa arriba

y olfateó, olfateó y olfateó
y, desgraciadamente,
lo encontró.

Ahí estaba
frente a su panorama en blanco y negro
una mujer, de dos piernas, no tan grandes,
de gran vida social,
de piel blanca,
de pelo lacio,
de sonrisa encantadora,
de ternura única
y
de ojos de contorno oscuro;
nunca descubrió el color de aquellas perlas.

La vio y se le acercó sigilosamente
para que ella no se asustara,
se le echó a los pies
y ella, en un acto de compasión por el pobre animal,
lo adoptó como suyo,
con sus limitaciones pues ella no quería
que el mundo supiera que un perro se había enamorado de ella,
aunque ella no lo sabía.

Y así,
el perro llegó a sentir el amor perruno a toda potencia
ella seguía con lástima la relación:
de vez en cuando ella dejaba que él se le acercara
pues seguía preocupada por la visión del mundo ante una relación destinada a perder,
el perro de alguna forma lo aceptaba
mas no lo entendía,
él se desesperaba y cada vez rehuía de todo contacto animal.

Las perras que tuvo a sus pies se alejaron,
pues él solo quería ver a la mujer,
enflacó bastante pues ya no le veía sentido el pelear por territorios ni comida,
sus pulgas asaltaron otro canino
y él cada vez se quedaba más solo.

Un día el fracaso se completó,
ella consiguió un mejor perro, con todo y dueño,
y el perro llegó a mi puerta,
viejo y cansado,
me contó su historia
y ahora yo le cuento a él
que somos compañeros del mismo destino.





Monday, April 23, 2012

Segundón

Y ella se quejaba por los limones secos que dieron en el bar, decía que así no podía disfrutar de su tequila como lo hizo en su borrachera pasada; donde sus amigos le celebraron su cumpleaños y, según ella, la pasó "genial".

Tenías que haberlo visto - ella presumía el logro-. Nos pusimos muy ebrios, pero todo estuvo divertido sobre todo cuando mi amigo gay comenzó a realizar la imitación a Jarvis Cocker cantando algunos éxitos de Pulp.

Llamé al mesero para que nos cambiaran los limones mientras ella seguía afirmando que aquella noche había sido inolvidable. El mesero llegó con limones nuevos y ella no callaba, me seguía dando detalles de su vida que, al menos para mí, carecían de alguna importancia. Por ejemplo, me contó que su tesis la estaba realizando sobre la depresión en animales, la influencia de ésta en su desempeño sexual y físico, también sacó a relucir su anillo de compromiso y creo que hasta me invitó a su boda.

- Bueno, ya le paro a mi rollo- ella notó algo de desinterés en mí y trató de salvar la charla-. Cuéntame sobre ti, tus gustos,tu vida, me han contado que eres escritor.

- El término me queda muy grande, aún.

Once Gin Tonics después de parte mía y cinco tequilas posteriores de parte de ella desperté en cama ajena, con un ojo morado, observando la manera en la que ella lloraba mientras se cubría el cuerpo desnudo con una sábana y sostenía el teléfono con la otra, suplicando no sé por qué cosa.

Ella colgó, dirigió su mirada hacia mí.

El odio en sus ojos y un "lárgate de aquí" directo hacia mi resaca me hizo sospechar que el término "amante" también me quedaba muy grande todavía.

Escapé y me quedé pensando si todavía podía asistir al casorio.

Sunday, April 22, 2012

perro que alcanza su cola

A veces qusiera vencer a las ratas que hurgan en mis sueños,
sorprenderlas en pleno acto sexual y asesinarlas sin piedad y sin remordimiento,
sobre todo busco a las que han mordido las entrañas de mi alma
y han arrancado de mi ser parte de tu olvido.

A veces, en esta época de Dios enfermo,
suelo imitar el canto de un ganso con el fin de distraerme de tus encantos,
que se han vuelto parte de una tortura
a la que no le veo fin desde hace tiempo y trato de apaciguarla
bebiendo sangre de poeta en la barra de cada bar
pero ante intentos inútiles
el canto de pato (o de ganso, qué sé yo)
se convierte en la cosa más triste que este soso intento de poeta adopta como su pasatiempo no favorito y más necesario.

A veces, me mantengo lejos de lo que me recuerda a ti,
iluso de mí pienso que así sorprenderé a tu aura y todo volverá a ser como antes,
pero nada es como antes y el ahora me asfixia tanto,
que un día de estos,
en un pasaje de ausencia puede que acepte la invitación de la mala suerte,
me arrodille ante sus piernas
y de ti ni el santo recuerdo de lo alegre aparecerá por mi ventana.

Por penúltimo:

A veces, busco un cuchillo para cicatrizarme una sonrisa parecida a la de una yena,
o que mejor a la de un payaso,
embriagado por la desilusión pero que toma con ánimo las incoherencias del destino y actua con crueldad en intentos de ataques hacia él
una imagen parecida a la de un guasón,
exacto,
busco un guasón en el espejo para tomar con humor la maldad de tus desprecios






del punto final ni hablamos

Un poemita lumpen



Insulso llegué,
creando formas y figuras,
creyéndome excelso de tu sonrisa
y sintiendo que puedo apagar el fuego del infierno por medio de tu mirada,

maldigo mis dedos
por crear intentos de versos,
insulto mi mente
por pensar ochenta por ciento del tiempo en ti,
me aborrezco por vivir por tus letras
y me bendigo por morir por tus labios.

Eres nada,
comparación con nadie,
con olor a derrota
y sabor a vacío.

Ven y dame un beso,
hazme creer que te puedo vencer
por medio de un nocaut;
pero la verdad,
si tus piernas se abrieran ante mí
el recuerdo de tu sonrisa
correría hasta desaparecer rápidamente.

Saturday, April 14, 2012

El desecho del tiempo



"Pasará el tiempo, pasará también el dolor de Kirílov, pero esta convicción, injusta, indigna de un corazón humano, no pasará, y permanecerá en el ánimo del doctor hasta la misma tumba".- Anton Chéjov del cuento "Enemigos"                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        


Buscaba la salida rápidamente del bar en el que me encontraba, pero el encargado de la seguridad del sucio lugar fue más intrépido que yo y me localizó antes de que yo pudiera escapar. Al momento de encontrarme, clavó su puño en una de mis costillas, no sé si la fracturó pero dolió bastante. Después, su segundo golpe fue dirigido hacia mi mejilla izquierda, me tomó de la chaqueta y me lanzó hacia la calle. Cumplió su trabajo de sacaborrachos con éxito (aquella noche él ya podría llegar a su casa y decir que desquita bien la paga además de que desempeña su labor excelentemente, a costa de mi integridad o de la de cualquier desgraciado que altere el orden en el lugar de su jurisdicción).

El sentido de la realidad lo tenía perturbado, me acababan de propinar dos golpes dignos de cualquier pelea de campeonato mundial. Busqué inmediatamente un lugar para apoyarme; una banqueta era buena opción para volver al mundo real, había incesantes mareos en mi cabeza que me confundían sobre qué diablos había pasado cinco minutos atrás.

Como pude, logré sentarme en la banqueta más cercana a la golpiza que me habían propinado, noté que al escupir la sangre corría de mi boca, cosa que no me sorprendió pues era signo de que seguía vivo; pude haber muerto a manos del patán de seguridad pero el destino me tenía preparada otra sorpresa antes de que la noche acabara (o tal vez mi vida).

Al sacar el tercer escupitajo todavía con sangre una voz ronca y casi inentendible me preguntó:

- ¿Una noche difícil, chico?
- Nada que no pueda resolver, hombre- levanté la mirada mientras limpiaba la sangre de mi boca-. Ha sido una noche rara digamos.

Noté que tenía a un viejo a lado mío de aproximadamente unos 70 años con olor a borracho e imagen decadente.

Era una noche rara y se ponía aún mejor.

El viejo sacó una botella de mezcal, dio un sorbo y me invitó a darle unos cuantos tragos. Yo ni tardo ni perezoso comencé con la batalla por vaciar el líquido de aquél recipiente, quería olvidar lo que había pasado 10 minutos antes, los golpes seguían doliendo pero el mezcal apaciguaba las heridas.

Comenzamos a contemplar la noche el viejo y yo desde aquella banqueta, dándole guerra a aquella botella de mezcal sin decir palabra alguna, no había nada que decir, yo quería olvidar mi vida de alguna forma y el viejo no sé qué intenciones tenía, pero no me preocupaban pues me invitó mezcal y eso ya era un gran avance en nuestra amistad.

Todo continuaba silenciosamente hasta que el viejo soltó la segunda pregunta de la noche:

-¿Crees en el tiempo?

Noté algo de rencor en su pregunta, no sabía las intenciones de esa pregunta, no supe qué demonios contestar, tampoco se me ocurría nada, mi mente comenzó a maquinar la respuesta y de mi boca con esencia a mezcal salió un:

-Quisiera no creer en él pero creo ese es el destino de todo ser humano, creer en eso que se llama tiempo, todo mundo se ata a él de alguna forma. Es parte del proceso evolutivo del ser humano, amarrar sus glorias y derrotas al tiempo.

Noté una sensación de soberbia del viejo al momento de escuchar mi respuesta, cosa que me molestó pero no hice caso y seguí admirando la oscuridad del cielo, el mezcal comenzaba a aterrizar mis sentidos y me sentí el ser más vulnerable del mundo.

Te contaré algo – el viejo interrumpió el silencio -. Yo nunca he creído en el tiempo, no me importa qué hora marca el reloj, en cuál día se vive, no sé mi edad; la deje de contar hace mucho, no sé en qué año estamos, todo por una estúpida pero justificable razón.

-¿Cuál es esa razón?

- Que la vida me importa un carajo, desde que perdí todo por una maldita obsesión supe que era tiempo de dejar de creer en el tiempo, el tiempo no cura nada ni el tiempo mejora nada, el tiempo es un aliado que tiene todo ser humano, un aliado soberbio que juega a ser Dios pero bastante tramposo. Es por eso que desde hace no sé cuando dejé de vivir con aliados inútiles, uno de ellos el tiempo. No es cuestión de nihilismo o alguna mierda de esas, así es la cosa y ya.


Al principio no sabía qué demonios querían decir las palabras del hombre pero después comencé a razonar que tal vez tenía sentido todo aquello que me decía el viejo. Siempre he creído que esperar te hace un hombre paciente pero en realidad puedes ser paciente en el momento que sea sin que tengas que esperar nada.

Era una noche de bastantes cuestionamientos filosóficos, mi cabeza comenzaba a sufrir un dolor incesante y comencé a sudar por todo el cuerpo, el mezcal casi estaba por terminarse y yo no sabía qué demonios hacer, ni con mi vida ni con mi ex mujer, ni con el asunto que nunca finalicé con alguna imbécil, de esas que reinan y controlan el mundo.

Comencé a recordar los diez minutos finales de la vida Chéjov: dos minutos antes de que él gran escritor falleciera bebió champán sin alguna preocupación y sin importarle su estado convaleciente ante su lecho de muerte.

El tiempo, el tiempo, el tiempo – pensé- estúpido e incesante tiempo, corres como si fueras algún auto de fórmula uno y corres hacia el holocausto. Dame una razón para creer en ti o de una vez acaba conmigo o con el planeta tierra, ya hay mucha mierda aquí para que no llegues a tú final, porque aunque seas el tiempo tú también tendrás tu última etapa y sonreiré ya sea desde mi tumba o desde cualquier lugar en el que me encuentre cuando te llegue tu tiempo, imbécil y estúpido tiempo. Una guerra pérdida luchar contra ti.

El viejo dio el último sorbo al mezcal, me dio una palmada en la espalda y me dijo:

-Tal vez es hora de que comiences a olvidarte del tiempo, una paradoja pero créeme es buena idea.

El hombre se paró y se fue.

Yo me mantuve inerte hasta que amaneció, noté que el cielo ya no era obscuro y la vida tomaba su curso normal, yo seguía igual de vulnerable desde aquella banqueta y decidí pararme para ir a comprar una botella de champán.

Uno nunca sabe cuándo serán sus últimos dos minutos en este mundo.

Thursday, April 12, 2012

Ahh sí soy un "Imbécil-stein"

Desde la tierra donde los leones son confundidos con perros y las aves con naves extraterrestres, les hago saber que pueden votar por "Imbécil-stein", relato de mi autoría dedicado a la nada y a la nadie e inspirado en la nada y en la nadie que es parte del concurso "Cerveza-Ficción".

Entren al siguiente link y busquen el nombre del relato (Imbécilstein), si les gustó voten por él:

http://edicionesamargord.net/archives/category/cerveza-ficcion/relatos-2

Tienen hasta el 15 de Abril para hacerlo.

Me voy, sigo exiliado en la tierra donde la esencia de los corazones se vende al por mayor.

PD: Por cierto, llevo dos semanas de absoluta sobriedad.

Wednesday, April 04, 2012

Dos derrotas para mí, por favor


(Haciendo alusión al libro "Una cerveza llamada derrota")

Ahora tendría yo la oportunidad de ser un Quijote,
que pelea ridículamente con traje de bufón,
espada de plástico
y dragones de madera que nadie piensa

ahora viviría mis propias peleas a muerte con ninfas que solo quisieran mi inexistente dinero

ahora estaría preparando mis maletas rumbo al país de los perdidos y me estancaría justo en la capital de los imbéciles

Pero obvio,
la suerte no es tan perra
y el destino no existe.

Apareces sin razón para aclararme que sigo dando pasos en tierra firme y
sigo pecando de inocente

me sigues impulsando a pensar miles de improperios sobre ti
pero las palabras me traicionan y surgen para colocarte en el altar que inconscientemente creé para tu forma y fígura

no leas mis poemas,
que no soy poeta

no aplaudas mis victorias,
que no son para ti

no busques en mis tierras,
aquí no hay nada para comer

piérdete en el mundo de los vivos,
dáñate con cosas sin sentido y
ríe de chistes tan vacíos

déjame cavar mis propias úlceras,
deja que el tiempo haga lo suyo,
que las aves pierdan su camino
y que yo naufrague en ríos llenos de fango,
creyendo que tengo la fuerza del Quijote,
la maña de Napoleón
y el miedo para nunca tirar la reja que me separa de tu mundo.

Deshoja el árbol de mis historias de Don Juan, que al fin que desde hace mucho no se riega.

Por lo tanto estoy sobre las cuerdas esperando el nocaut que produzca tu victoria

al fin y al cabo

siempre habrá oscuridad,
vacío y soledad
para lo que decidas hacer.

No importa si fallas