Saturday, June 16, 2012

Busco peces y encuentro nada



Y ahora el silencio ya es más grande,
lo acompaña el mismo frío de tu ausencia
y juntos se fortalecen para atizarme golpes en el pecho que,
acá entre nos,
no me causan mucha gracia y es que en la mesa,
dicen los sabios,
hay temas que no se deben de tocar
y sin embargo yo los hablo conmigo mismo,
me cuestiono sobre cosas obvias,
por ejemplo ¿cuándo fue que te fuiste? que no te vi partir,
 o tal vez yo me encontraba viendo hacia otro lado porque,
de alguna manera,
 ya sabía que pronto abandonarías el barco
y tomarías la pequeña lancha
 que te hiciera llegar a tierra firme
 y así hicieras que esas coincidencias fueran parte de tu realidad,
mientras que yo veía desde lejos  como los peces eran cazados.


Y todos en Yakarta decían que mis letras estaban unidas con la tristeza, gracias a ti, pero yo no creía eso pues la soledad me demostraba que yo no estaba triste sino algo más que imbécil, entonces comencé a pensar que eso de que la tristeza causa extravío de neuronas era verdad.

Y así comencé a escarbar rumbo a inframundos donde sabía que ninguno de sus caminos me llevarían a ti, pues soy tan predecible que sabías por dónde no ir para no encontrarte con mi presencia, pero soy tan palurdo que busqué y sigo buscando la llave para llamar tu atención.

Entonces, que se vayan al carajo los retractores de mi política de las ausencias, que por más que se burlen mi necedad los hace callar pues aquí el único que paga los platos rotos soy yo y ninguna mala bestia me dirá el cómo quererte, el cómo extrañarte y el cómo olvidarte, que con esa obscenidad, por mucho que no te guste,me la quedo yo.

  


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Cínico Vendepatrias




En una mañana de fuerte resaca tocaron a mi puerta, dejé que pasara el tiempo sin hacer caso a la llamada e intenté retomar mi sueño donde yo era Steve Jobs en una noche de una presentación del Ipad 5 (me encontraba en la post fiesta llena de modelos cubanas metiéndose cocaína hasta por donde sueltan sus flatulencias) pero ya no pude volver a dormir debido a que alguien llamaba con insistencia a mi puerta.

Me levanté de la cama, muy a mi pesar, para investigar quién se atrevía a molestar.

- Disculpe la molestia, joven- era una señora ya recorrida en años de vestimenta humilde, de complexión delgada y con una cara llena de tristeza -, quisiera saber si me pudiera dar alguna moneda o algo para alimentarme, ya que realmente no tengo nada para comer
.
Al notar la verdad en sus palabras no pude negarme de hacer el intento de buscar algo en mis bolsillos que pudiera aliviar su hambre, pero por más que busqué no encontré nada por ninguna parte.

- Lo siento, es mejor que vaya a otro lado - le dije con todo el pesar de la realidad
.
La señora se fue y yo cerré la puerta, me senté en el suelo del pequeño cuarto donde habito y prendí un cigarro tratando de que se me fuera de la mente la cara de derrota de la anciana y al terminarlo me volví a meter bajo sábanas para tratar de regresar a la otrora ilusa realidad.

Desafortunadamente una vez más tocaron a la puerta.

"Maldición" - pensé.

Abrí la puerta con la idea de que sería una vez más la anciana para reclamarme el no poder ayudarla, pero no, desgraciadamente no fue así. Era una joven muy guapa, de piel morena, ojos color miel y con una vestimenta que yo pensé a primera instancia se trataba de una porrista de algún equipo de futbol.

- Buenos días, joven - la muchacha con un acento distintivo de la gente del Caribe me dijo expresando una agradable sonrisa-, el motivo de mi visita es para hacerte la invitación de que te unas a la campaña del candidato por el partido del Sol Podrido a la presidencia del país.

Yo me desconcerté al escuchar sus palabras, realmente no sabía lo que contestaría, nunca he sido un tipo simpatizante de la política y no estaba enterado sobre propuestas, popularidad, acciones, pasado político u otro tipo de incidencias de los que se decían candidatos a ser presidente.

- ¿Batean de izquierda o derecha?- le pregunté lo primero que se me vino a la mente.

- Nuestro candidato es del partido de izquierda, tiene propuestas muy progresistas y es diferente a los políticos comunes y corrientes - la muchacha comenzó con su discurso.

Mientras decía todo un discurso como si fuera ella la candidata misma yo estaba poniendo atención en su tono de voz, sólo en eso, y empecé a notar que era muy parecido al de las cubanas cocainómanas de mi sueño, pero después eso me dejo de importar al darme cuenta de su escote.

Yo sonreía al acordarme de mi sueño y ella creía que me agradaban todas las sandeces políticas que me soltaba.

Al final de todo el rollo dije "sí" a todo lo que me preguntaba, yo idiotizado por la imagen de mi cabeza de musas cubanas haciendo todo tipo de porquerías en la noche donde yo era un Rey.

- Perfecto- comentó la joven-, usted es una persona idónea para unirse a nuestra causa, espero verlo en la junta del próximo viernes, estaré gritando algunas consignas contra la clase política y corrupta de este país y tal vez al final podamos platicar sobre todos sus conocimientos sobre progresismo, que me parecen muy interesantes.

- Claro- afirmé y levanté la mano cerrando mi puño -, estaré ahí y recuerde: ¡No deje de luchar!

Lo último me salió como una reacción para parecer una persona interesada toda la parafernalia del momento.

Y así, durante tres días comenzaron a visitarme representantes de los otros partidos políticos inmiscuidos en las elecciones presidenciales, todas ellas mujeres muy guapas y persuasivas en sus discursos.

Por lo poco que puse atención me di cuenta de que aunque todos querían llegar al poder, de alguna manera u otra, tenían iniciativas un tanto diferentes y atractivas (o tal vez populistas). Por ejemplo, la candidata del partido Acción Azul y Reacción de Risa decía que la educación tenía que estar lejos de líderes sindicalistas que no les importaban mejorar el nivel de ésta y sólo veían por intereses propios. El partido del Sol Podrido aseguraba que no permitiría la participación de inversión extranjera en compañías pertenecientes al pueblo de México (¿En realidad las hay?). El candidato del Partido de la Renovación Paleolítica tenía la intención de mejorar los ingresos económicos mediante programas de creación de empleos, pero sin mencionar medida fiscal alguna que sustentara su propuesta. (Ya sé, éste se voló la barda).

Y fue así que sin saber cómo, yo ya formaba parte de los grupos de campaña de todos los aspirantes a la presidencia de mi país. Mi trabajo solo consistía en acudir a mítines, marchas, juntas y todo aquello que significaba alboroto a favor de un partido, también apliqué la estrategia de decir "sí" a todo lo que me preguntaban; aunque la paga no era mucha por lo menos siempre conseguía alimento y cuando era marchas tumultuosas nunca faltaba el que llevaba algo de alcohol para eso del “cansancio”.

Fue un lapso de mi vida muy desgastante y eso que todavía faltaba por lo menos un mes para las elecciones; ni cuando entablé una relación con tres mujeres a la vez, sin que ellas lo supieran obviamente, me cansé tanto. Fue un momento que no tuve ni un día libre para escribir, ni para dormir más allá de las 10 de la mañana, ni para mi trabajo de pseudo-gigoló, triste realidad.

La desesperación comenzó a invadirme y por poco desisto antes de tiempo, pero me alegraba al ver varios rostros conocidos en cada reunión partidista. No es que yo fuera un miembro destacado sino que no era el único que le profesaba lealtad a todos los partidos, varias personas también se decían leales a una causa, todo dependía del lugar y reunión en donde se encontrasen.

En varias ocasiones cuando me encontraba en la calle me encontré a la anciana que mendigaba un plato de sopa y varias fueron las veces que le otorgaba la poca comida que yo podía conseguir en todo ese tumulto político.

Pasó el mes y llegó el día donde se definió todo.

Era un domingo donde se definiría de qué lado se iba el poder luego de varios meses de descalificaciones entre partidos o candidatos; luego de varios meses donde se crearon movimientos falsos y un tanto cómicos a favor o en contra de ellos; luego de varios meses donde los partidos y las personas que se decían apartidistas inundaron mi bandeja de entrada con correos proselitistas, como el de la presentación de Power Point donde venían frases de escritores en contra del candidato del Partido de la Renovación Paleolítica, aunque en realidad no sabía si los emisores de dicho correo alguna vez en su vida habían abierto un libro de aquellos autores consagrados.

En fin, después de todo ese caos llegué a la urna y así sin ningún remordimiento crucé una equis en todos los espacios posibles, dando por hecho la anulación de mi voto, yo sólo quería ver escotes.

Salí de la urna sonriéndole a todo el mundo tratando de dar la impresión de que yo ya había decidido mi voto a favor de algún político alimentando la democracia en este país, pero en realidad todo el lío en el que estuve metido fue para llamar la atención de las mujeres proselitistas, cosa que ya a estas alturas puedo decir que fracasó.

Días después, ya cuando se sabía el resultado de la elección, se publicó en un medio nacional que el candidato ganador había salido victorioso gracias a los votos nulos de la elección y el mismo medio dio a conocer una lista de todas las personas que anularon su voto.

Todo mundo se indignó por la acción de aquella gente, hasta los ganadores, y desafortunadamente yo aparecí la lista y sin ser un tipo que llama mucho la atención medio mundo ya sabía perfectamente que yo era uno de aquellos culpables por la llamada TRAGEDIA NACIONAL. A partir de ese momento, no hubo persona que no quisiera partirme la cara o por lo menos dirigirme algunos insultos.

Insultos como:

¡Muchacho sin testículos! ¡Lameculos panteonero! ¡Mierdero sin carácter! ¡Estúpido, por imbéciles como tú este país no avanza!


Mi madre dejó de comunicarse conmigo, mis ex novias ya no llamaban; aunque antes lo hacían por lástima, mi padre cuando me hablaba sólo era para hacerme reclamaciones y mi hermana ya ni siquiera me podía ver a los ojos, según ella.

Durante un tiempo la gente en la calle seguía protestando por el resultado de los comicios por medio de marchas, se manifestaban en sus redes sociales, creaban grupos en contra de la clase política, había peleas entre familias cuando se tocaba el tema de la política, miles de relaciones se fueron al vacío debido a diferencia de ideas, todos querían desquitarse de alguna forma y yo no podía quitarme el estigma de ser uno de los causantes de vender la democracia al peor postor, no salía de mi pequeño cuarto para evitarme tragos amargos y realmente no me preocupaba que se me viera como el peor de los villanos, lo que me importaba es que quedé como un payaso ante los ojos de las guapas grilleras.

Una mañana donde soñaba que yo era Bill Gates en la presentación del Windows 3000 alguien llamó a mi puerta, me asomé para ver quién era y me di cuenta que era la anciana que meses atrás había llegado de la misma manera pidiéndome algo de pan.

¡Cínico vendepatrias! - la anciana gritó pero inmediatamente le cambió el semblante y con la misma cara de derrota con la que conocí prosiguió- Podrías regalarme un trozo de pan o algo que me quite esta maldita hambre.

Saturday, June 02, 2012

"El chico ya tendrá su castigo"



Era una tarde donde caía lluvia en demasía.

Christina esperaba la llegada de su esposo, el generoso George, para partir el pastel con motivo del cumpleaños 65 de su marido.


De repente, él abrió la puerta del patio trasero para introducirse a la cocina de su hogar, su joven y bella esposa lo recibió con un fuerte abrazo.


- ¡Feliz cumpleaños! - Ella soltó el grito queriendo hacer un ambiente de festejo.
- Gracias querida pero no estoy de humor.
- ¿Qué ha pasado cariño?


El generoso George tomó asiento y dejó caer sus codos sobre la mesa para que pudiera sostenerse la cabeza.


- Llegó el fin, esta vez todo lo culpa a él.
- ¿A qué te refieres, amor?


El generoso George comenzaba a no hacer caso a su esposa mientras se tomaba con fuerza los pelos de la cabeza intentando arrancárselos por la desesperación que en ese momento lo invadía.

- Todo lo culpa, esta vez no se saldrá con la suya... - el viejo George decía en un acto de comunicarse consigo mismo - El semen, tres testigos oculares y los golpes en la cara de la muchacha. Se jodió el muchacho, se jodió.

- ¿Cuál semen?
- Ella lo culpó y la policía investigó, no hay ningún rastro de inocencia del chico, nada lo salvará.
- ¡Por Dios! Te refieres a...
- Así es Christina, la policía está buscando a Michael para encerrarlo y llevarlo a juicio, en caso de agarrarlo seguramente le darán pena de muerte.
- No es posible, por violación solamente pueden dar cadena perpetua, jamás en la historia de este pueblo han dado pena de muerte por tal delito.
- Pero hoy es diferente. El chico violó a la hija del fiscal, él moverá todo tipo de influencias y comprará a quién tenga que comprar para llevar a Michael a la silla eléctrica.
- ¡Oh por Dios!
- Esta vez ni yo, su padre, podrá salvarlo. No puedo salvarlo, no hay cómo, nadie querrá taparme las espaldas, ni a mí ni al chico.

El generoso George dio tal manotazo a la mesa que espantó a su bella esposa, se quedó inerte durante unos segundos y preguntó a la mujer sobre las niñas.

- Están en la sala viendo televisión - la mujer respondió.


En un tono amable George le pidió a su mujer que bajara la escopeta que se hallaba en su habitación. Ella hizo caso rápidamente a la petición de su marido y mientras la mujer cumplía con la orden el generoso George sacó una foto de su billetera.

- Que Dios me perdone por lo que voy hacer y espero tú también, pero esos malditos no le quitarán la vida a Michael- George se dirigió a la foto y la besó.

Era la foto de su primer mujer, la madre de Michael, que perdió la vida un día que su único hijo tomó la pistola de su padre y mientras jugaba con ella se le salió un disparo que fue a dar a la sien de la mujer.

George meditó unos segundos, se persignó con la imagen y dio un gran respiro, luego vio la manera con la que su esposa atravesaba la sala sin que las niñas se dieran cuenta de que ella llevaba una escopeta entre manos.

- Aquí tienes cariño - la mujer decía mientras le temblaba el cuerpo.


George tomó la gran escopeta y revisó cuántas balas tenía.


- ¿Sólo una? - George se cuestionaba a sí mismo-. Está bien, tal vez no hagan falta más.

Su mujer observaba la manera en que su marido cambiaba su mirada mientras hacía la revisión a la escopeta: de ser una mirada triste y confundida a ser una mirada fría y malevolente.

George cargó el arma y se paró de la mesa dispuesto a dirigirse a la salida.

- Bueno cariño, es hora de irme. No me esperes a cenar y muchas gracias por las felicitaciones, tal vez mañana nos comamos el pastel, pero hoy definitivamente no podrá ser - George, en un tono de amabilidad, le comentó a su mujer.

- ¿Y si viene la policía, qué les diré?
- Que no se preocupen, que todo está bien y que el chico ya tendrá su castigo.