Tuesday, May 22, 2012

Mi entendimiento con la mafia

Los poemas me aniquilan,
ellos tienen la culpa de todo,
ellos se nombran poemas,
cuando en realidad son un acervo de palabras de un pobre llorón.

Ellos,
si bien me han servido para atraer la atención de musas,
son fieras que cobran facturas con el mil por ciento de interés incluido.

Yo los escribo, nadie los aplaude,
y toman venganza al puro estilo Cosa Nostra,
no es mi culpa que no sean escritos por poetas con claridad como distintivo,
no es mi culpa que yo sea tan obvio en su destino.

Ellos piden no ser escritos,
mucho menos ser editados (que casi nunca lo son),
por eso han llegado tomando la bandera de guerra contra el mundo,
que escondo en un cajón de mi habitación
junto a los preservativos que guardo desde los quince años.

Mandaron a su matón llamado Destino,
nunca lo vi venir,
él toco la puerta de mi cuarto e inmediatamente me propinó el Beso de la Muerte.

Supe que estaba acabado,
que era mi fin.

Redacté una carta a los demonios para pedir su clemencia,
ellos respondieron que era demasiado tarde
y luego de una noche llena de tazas de café y miles de cigarrillos,
lo único que pude rescatar es que tendría que crear un ejército de poemas deformes,
a cambio de más tiempo,
pero llegará el segundo, el minuto y la hora
en que tengan que masacrar a éste pusilánime que nunca se atreve a ponerles punto final

Sunday, May 20, 2012

Puede que la ame siempre

Nunca imaginé que sus ojos fueran color piedra
nunca imaginé, ahora que nunca la tuve,
que su mirada fuera propiedad de Medusa
que su sonrisa parecía a la de una hiena
y su pensamiento fuera dueño de un planeta que aún no se descubre.

Claudia, mis bajos instintos decían que así se llamaba
pero yo la nombré Afrodita de mi sueños más alegres
y ella me colocó en un pedestal contrario a un cariño,
cosa que no me importó,
pues ella decía que me quería,
tal vez nunca completó la frase y era:
"te quiero...enterrado sobre cinco tumbas".

Y ahora es madrugada,
un tiempo presente muy jodido
y mañana será un tiempo pasado bien atolondrado,
pero mi distancia sobre ella se acorta cuando la nombro,
en poemas o en sueños.

nunca he sido bueno para prosar ni para la cienciología,
ni para inventar verbos que entierren sus halagos.

Problemas quiero hoy,
su sonrisa la amaré siempre,
su esencia no,
no me importa,
siempre tendré al Felina de cara al mundo
y ella tendrá algo que la haga no recordarme,
triste pero es verdad,
me amarro a cohetes de sobriedad
y eso me fastidia en cantidades,
pero es así,
malo para los pobres
y divertido para los ricos.

Tal vez,
la quiera,
pero amo más el hundirme detrás de una barra,
pensando que mi gato me otorgará sus siete vidas,
que si de desperdicios hablamos,
siete vidas serán para quererla,
de la eternidad ni pensarlo;
PUEDE QUE LA AME SIEMPRE.

Saturday, May 19, 2012

Imbécilstein, el eterno perdedor.



"Imbécil-stein" ni siquiera estuvo cerca de llegar a la final del concUrso cerveza-ficción, fue un tiempo perdido desde el principio, desde el cómo crearlo, basándome en quién y en qué. Una pena, realmente, aunque no estuviera ni editado, pensé que llegaría más lejos.

Aquí una parte:

Mi laboratorio era mi pequeño cuarto lleno de libros y discos junto a la playa, donde me alojé luego de su partida. Las ratas eran las únicas testigos de mi creación, pues guardaba celosamente el secreto, que hasta ese momento pensaba que era la única solución a mi tristeza.
Y así, parte por parte, trampa por trampa, golpe tras golpe, cerveza tras cerveza, idea tras idea, fui creando un ser, todo funcionaba a la perfección aunque todavía había detalles que ajustar. Por ejemplo, el tamaño de las uñas del ser que estaba creando eran un poco más grandes que las de ella, además de que me fue difícil aplicar una cirugía exacta para la unión de las partes, por lo que el cuerpo comenzaba a parecer un costal hecho por varios trozos de tela, pero eso no era problema, todo estaba saliendo tal y como lo había planeado.




¡Qué nunca mueran los Lavolpistas!



Y me encontraba en un fuego cruzado,

pero de repente ella dejó de disparar

mientras yo me distraía pensando

en lo bien que se la pasaba

tratando de atinarle a mi cabeza.

¡Bum! ¡Bum¡ ¡Bum!

Y llegó la tercera cerveza de la noche,
con ella el aterrizaje a tierra de mi mísera existencia,
que ni Batania, ni Hank, ni otros
pudieron prever.

¿Por qué tiemblas nene?

No lo sé.

He visto la cara de derrota de los del Bilbao,

¡Dios mío!

Es la misma que aparece en mi espejo cuando me acerco a él,

veamos a Llorente... es una nena.

Pero mi tío me decía:

"El futbol siempre te da revanchas".

Eso espero; Lavolpe regresa al Atlante.

¿Apostarías por él, chicuelo?

Siempre, siempre, hasta el fin del mundo.

¿Y por ella?

Qué pregunta tan más difícil,

pero te daré una respuesta.

- Pero sigues temblando.

Pues alguien dijo "siempre nos quedará un vete a la mierda"

y lo pienso utilizar en este momento,

vete a la mierda

multiplicado por 3 mil saldría un:

"vete a la mierda tres mil veces más".






Friday, May 11, 2012

Deudas que no se olvidan

Por lo menos,
antes sabía que mientras yo me escondía tras la puerta tú te paseabas por las calles, por cada fiesta, por cada coqueteo, tenías planes a futuro y
me mantenías al margen de tu resplandor,

pero ahora,
que ni de ti la más mínima pista,
me escondo atrás de la puerta
esperando nada, ilusionado por nada,
sabiendo que la carta donde te despides de mí ya no llegará por abajo de la puerta.

pero prefiero no salir,
ni a darle los buenos días al cartero,
no quiero extrañarte viendo la basura pasar,

fumar, fumar y fumar,
eligo deshacerme de un pulmón a que me des explicaciones que después serán usadas como gasolina para letras que realmente ni valen la pena

Ahora, prefiero no exigir cuentas
y decido refugiarme en la ilusión,
por lo menos ahí sé que fumar no me hará daño.

Y bien,
es mejor cabrearme solo,
borracho y sin ningún motivo.
es mejor esto a pensar en las miles de palomas dándote el mensaje de la gravedad de tu partida.

Quisiera romper los elementos de la comunicación contigo, pero hay deudas que no se olvidan y tal vez en cien, dosmil, un millón de años, etcétera, etcétera, etcétera, tenga que rendirte explicaciones,

por lo mientras

me voy sin ningún sentido,

sin ningún motivo,

sin ningún objeto,

a educar a palomas mensajeras.

Thursday, May 10, 2012

La última cena

En la mañana de aquel 24 de diciembre, el triste Charlie amaneció con un dolor terrible en la garganta que lo hizo recurrir a un doctor.

Es una pena señor, lamentablemente es cáncer y ya nada podemos hacer por usted- expresó el doctor mientras su secretaria entraba al consultorio con un sinfín de folletos sobre cómo hacer un buen textamento.

No se preocupe señorita, afortunadamente no tengo ningún bien por el que mi familia se pueda pelear-afirmó el triste Charlie con un semblante de incértidumbre y un dolor en la garganta que por nada del mundo lo abandonaba.

El triste Charlie regresó al cuarto 506 del hotel "Destentación", se recargó sobre la mesa en la que se encontraba una botella de ron, comenzó a maldecir a su suerte mientras lloraba, pues recordaba sus tropiezos frente a la vida. El suicidio era una opción buena, bonita y barata para morir aquella noche y cada vez veía con más romance ponerle fin a su vida en un 24 de diciembre.

"Pongo fin al ron, quiebro la botella y que los cristales penetren mis venas."- Repetía el triste Charlie.

Un fúnebre ocaso para un escritor de la talla del triste Charlie.

En sus 64 años de vida sólo había conseguido publicar dos novelas con poco éxito, escribía poemas cada noche compuestos de versos poco entendibles, "sin mucha forma, ni fondo", decían los editores de las revistas a las que el triste Charlie mandaba sus textos.

El triste Charlie prendió un cigarrillo, destapó la botella de ron y dio un trago, minutos después el alcohol hizo efecto en él y la tristeza inundó el cuarto 506. Los colores de las paredes se transformaron al tono de la desgracia que vivía el triste Charlie, el cielo obscureció y esa noche no había luna alguna para contemplar, una auténtica tragedia.

Charlie quería tener una navidad no tranquila, así que tomó su abrigo, dio fin a la botella de ron, prendió otro cigarrillo y salió a buscar una explicación de su derrota.

Mientras caminaba por las calles de Chicago pensaba que era el fin, que después de aquella noche todo acabaría para él, que el mundo iba a festejar una navidad y nadie se iba enterar que él ya no existía, tal vez podrían darse cuenta tres días después, pero en un 24 de diciembre nadie se acuerda de los abandonados, mucho menos si están vivos o muertos.

Y así, el triste Charlie entró a una licorería pero salió con las manos vacías pues no tenía dinero suficiente para alguna botella de licor, el fracaso total. Derrotado regresó al hotel donde habitaba, se acostó en su cama y se mantuvo inerte durante unas tres horas con la vista hacia el techo. Infinidad de recuerdos pasaron por la mente de Charlie: su infancia, su primera vez, su camino como escritor, sus pocas mujeres, un hijo al que no conocía, las mujeres que amó y luego despreció, sus escasos éxitos y sus abundantes fracasos, etcétera.

Se levantó cerca de media noche, prendió un cigarro, escribió una carta donde el final era así:

"Y así
me voy,
sin pena ni gloria,
con un sabor salado entre los labios
pese a lo dulce de tu boca
y a lo empalagoso de tu desprecio.
Siempre tuyo, Charlie".

Salió de la habitación con la carta entre los dedos, se dirigió rumbo al buzón del hotel, depositó la carta y se dispuso a regresar a su cuarto para morir tranquilamente.

Pero antes de llegar a su habitación, notó desde el pasillo que da a su cuarto que una mujer se encontraba tocando su puerta.

Charlie se acercó para saber de qué iba el asunto.

Dígame, ¿le puedo ayudar en algo?- el triste Charlie preguntó a espaldas de la mujer.

¿Usted duerme aquí?- la dama contestó con otra pregunta al momento que volteaba para observar al viejo Charlie.

Al tenerla de frente, Charlie notó que la dama era dueña de una sonrisa única, que atrapan a cualquier hombre, de unos ojos parecidos a unas perlas de mar, de un color de piel que no conocía los efectos del sol y de un cabello rubio digno de cualquier estrella de cine.

Sí, yo duermo aquí- contestó Charlie, intimidado por la presencia de la mujer.

Bien, tus amigos los "del poder" me han pagado para pasar la noche contigo y complacerte en todos tus deseos- la mujer afirmó mientras tocaba la mano del ahora nervioso Charlie.

Charlie comenzó a atar cabos y dedujo que la situación en la que se encontraba sólo podría ser posible gracias a una confusión, pues si bien nunca le interesó quién o quiénes eran sus vecinos, era bien sabido que en la habitación continua a la del viejo Charlie vivía un político.

Charlie invitó a pasar a la musa a su habitación.

Hicieron el amor durante tres horas seguidas, Charlie recobró la pasión que tenía a los 20 años y ella al ver que el viejo se esmeraba en complacerla también ponía de su parte, se amaron sin conocerse y Charlie tenía más vida pese a su cáncer; la cama solo fue testigo de la locura que reinaba en esas cuatro paredes.

Una noche inquieta y rara, con suerte y desdicha en su transcurso, pero aún así Charlie seguía maldiciendo a la vida, llenándola de improperios y cuestionándola sobre por qué no había tenido más triunfos como aquél.

La mujer se marchó, Charlie la despidió con una sonrisa en la cara.

Ella bajó por el ascensor, llegó a la calle, observó la ventana del 506 atascada por la nieve y sonrió, ella supo desde un principio que no había sido ninguna confusión el que el viejo Charlie tuviera una última cena con goce de los placeres de la carne.


Hay veces que en este mundo no hay destino, ni suerte, mucho menos acción ni reacción; sólo rubias tratando de libar la última gota de alegría a hombres que llevan tatuada en la frente la palabra "fracaso".