Thursday, September 25, 2014

A sangrar de nuevo

Burlándome del mundo, amor
burlándome del mundo, amor
burlándome del maldito jodido mundo, mi amor...

Así, es así, como supero (o trato)
tus desprecios,
tus arranques,
tus huidas,
pero vuelves
pero más lejos cada vez,
y yo sigo igual de atorado:
los pies enterrados al concreto viendo como te alejas
cómo te despides sin despedirte,
cómo te vas estando aquí.

Todas las cajetillas son testigos
todas están en la escena del crimen
ni una se mueve por si decides asomarte de nuevo.
sé que das tus vistazos para saber si ya estoy muerto
pero como cualquier bicho sigo esforzándome por patalear.

Y el tiempo pasa rápido, yo sin dormir,
nada se me hace lento más que tu partida
cómo vas sacando ese cuchillo de mi espalda
pero no me haces daño, juro que no.

Es que sólo no me acostumbro a que sólo dejes tu ausencia
mientras que tocas puertas que sabes que son erróneas
porque nadie te cuidaría mejor que yo.

Y así, me fui, te vas, nos alejamos
entre cigarros, mentiras, heridas, alcohol, resentimientos,
no quería que fuera así,
te tenía preparada una despedida tamaño botella de vodka de cinco litros.

Pero ahora ya no estás, (o se supone que sí)
pero mi amor, no te dejas ni acorralar porque caerías,
y no me importa que fuera así.

Entonces, no te atreves a disparar,
mucho menos yo,
ya ni triste soy, ni estoy,
sólo estoy un poco cabreado
porque camino de cabeza
por este mundo en el que me dejaste.

Solíamos desearnos buenas noches,
ahora sólo deseamos vivir en paz,
cuando vivimos guerras nucleares,
combates entre galaxias,
el caos que dejaste no se compara con el que vivimos,
pero creo me estoy acostumbrando:
añoraré tu ausencia, maldeciré tu recuerdo,
lo mataré o me matará,
aquí hay de dos;
morir de una sola forma.


Friday, September 19, 2014

¿Tienes fuego?



Y me veo tan estúpido fumando
que tengo planeado ir a comprar 20 cajetillas más
para que puedas hacer un retrato de mi imbecilidad,
ya que te has atrevido a prohibirme beber más cervezas a tu salud,
un acto de cobardía, sin duda:
un hecho que calculé mal, cual funambulista experto que soy en actos suicidas,
ya que caía boca arriba directo al vació y yo que pensaba que sólo el cielo se alejaba más de mí.

Y ahora estoy en la lona, 
sin dientes, con todas las fracturas posibles en el rostro,
con unos guantes a los que les doy lástima,
sin entrenador, sin dinero, sin peleas y  sin ti.

Y pues ahora haz mandado el hechizo de convertir mis madrugadas en mis días y  mis días en mis noches, cuando la cabeza la tengo en el suelo... y ésta, perdida, alejada de cualquier hojalatero 
que sólo pretenda arreglarla con algunos martillazos. Esto no será ya posible: tú, mi hojalatera favorita la destruiste con ese exceso de fuerza que usabas cuando te quitabas tus bragas ante mí.

Perdona la sinceridad, pero ya no te quiero pensar, ya no te quiero tocar, ya no quiero contarte cuántos pájaros reposan en el alambre, cuántos días faltan para verte, cuánto me extraño cuando te extraño, cuánto te odio cuando me odio, cuando te amo cuando ni me amo.

Y aunque digan que la decisión más inteligente en este mundo es destapar la siguiente cerveza, yo cuando destapé más de 100 en una noche hice una estupidez que ahora ya me tiene en ese purgatorio donde nadie ha visto un aviso de bienvenido (nuevamente) al cielo en más de 2014 años de vida.

Y así, yo que tenía ganas de robar un banco por ti,
ahora sólo quiero dormir bien,
soñar que puedo volver a cazar colibríes 
sin que haya una muerte de por medio, una lágrima de por medio o
un desgarre de corazón de por medio.

Y así, te perdí, y así nos perdimos,
sin volver a apuntar los sentimientos hacia júpiter,
donde nos ocultamos ocho meses sin saber si el mundo rodaba, se estiraba o desaparecía.

Cada vez que te hacía el amor era viendo hacia la luna,
me ponía encima de ti y veía la Osa Polar,
me vencías y te ponías arriba de mí y veía cómo un meteorito se impactaba con el sol,
y siempre la estrella Shaula brillaba más cuando te decía: te amo.

Ahora me has regresado a la tierra como vil superman rechazado,
me has hecho tocar tierra firme,
has explotado en mi cabeza;
se jodió todo y yo sin saber ahora cómo convivir entre humanos,
cómo comportarme como ellos,
no me preparaste para vivir entre los terrenales, al contrario:
me preparaste para ser el astronauta que llegaría a tus piernas todas las mañanas, 
aterrizando y tocando superficies sin necesidad de asfixiarme, no para esto.

Sin embargo, te agradezco hacer sonar todos los días esa canción, 
con la cual me levantaba con una sonrisa, mientras la primera masturbación del día comenzaba,
siempre tú de protagonista de una sola forma: con tus ojos idos porque mi amor entraba y salía, entraba y salía, pero nunca llegó a tu corazón.