Le llega un balón. Él, pegado a
la banda, baja la pelota sin problemas luego de que El Tuercas le mandó un pase
medio descompuesto. Ya con el esférico controlado, llega una canción a su
cabeza (Falsa Sociedad – Banda Bostik) y mientras mueve sus pies la melodía
sigue su marcha.
Se quita a uno, se quita a otro,
esquiva dos patadas, hace una bicicleta, le alcanzan a dar, pero el árbitro
hace la ya clásica seña de Ley de la Ventaja. Se le deja ir el contención del
otro equipo, al que le dicen el Niñote, y todo parece perdido, el balón se
aleja de sus pies y el otro equipo aplaude que perderá la bocha; sin embargo,
en un movimiento digno del Pastor Lozano, logra puntear la pelota que pasa
entre los pies de su rival y logra avanzar.
La gente se emociona, ya pasó
medio campo y va hacia el centro, las expectativas para su equipo son buenas,
están empatando en plena final del campeonato, pero en esta jugada pueden
marcar diferencia. El Temible Gambetas, como lo conoce el respetado, sabe que
con esa zurda tan bien educada puede hacer que su equipo se adelante en el
marcador, pero de lo que no es consciente es que su derecha es fatal.
Se acerca al área rival y sigue esquivando rivales, a unos más de una
vez, ya hizo dos túneles, más de tres quiebres y los contrarios tienen que
comprarse una cintura nueva. De repente, se le acercan dos contrarios de esos
que tienen la gran filosofía “O pasa el balón o el jugador, pero no ambos”.
Los dos rivales se barren, será
difícil para el Gambetas superarlos, pero al más puro estilo de Oliver Atom, y en
pleno estaxis de la rola de la Banda Bostik, logra dar la gran vuelta que
dignificó Zinedine Zidane en un partido de la selección francesa contra Brasil en
el mundial de Alemania 2006; logra avanzar.
Ya sólo faltan tres rivales, los
cuales esperan en línea para que el Gambetas dé el pase a uno de sus compañeros
y así dar un paso hacia adelante y aplicar la técnica del Fuera de Lugar.
Pero lo que no saben, es que el
Gambetas no piensa pasar el balón, sabe que él puede terminar la jugada sin
necesidad de sus compañeros. Los defensas reaccionan demasiado tarde, el
Gambetas ya les ganó con la inercia de su velocidad y se pone solo frente al
portero.
En eso, el Gambetas se paraliza,
le llega un pensamiento terrible, la portería se le hace el espacio más pequeño
del mundo para meter un balón y el portero, sorprendido por la actitud del
Gambetas, no sabe si ir por el esférico o aguantar al más puro estilo de Adolfo
Ríos y así atajar la pelota, lo que significaría la tanda de penaltis, es
decir, un pinche volado para engañar al destino.
El Gambetas sabe que si mete el gol sólo significará un
tiempo corto de gloria, porque en el Reclusorio Oriente es difícil irse a
dormir con una sonrisa, con una victoria en el bolsillo. Sabe que si mete la
bocha a la portería habrá consecuencias, hay mucho dinero de por medio en ese
juego, varios capos del penal apostaron sus ganancias por la venta de drogas en
estos 90 minutos.
Qué encrucijada, ni cuando asaltó el Oxxo por el que lo
torcieron estuvo tan temeroso. Ahora, no se juega su libertad, se juega su
vida, y ante eso nadie puede decidir por él más que el mismo Gambetas.
Pero la gloria de meter un balón a la portería luego de una
gran jugada no se compara con nada, así que haciendo un tributo a Luis Miguel
Salvador y sus goles con el Atlante, equipo preferido del Gambetas, sólo cruza
el balón ante la salida del portero. Gol.
Su equipo ganó el campeonato del Reclusorio Oriente, pero
del Gambetas ya nadie quiso hablar. Los rumores dicen que a meses para obtener
su libertad, se lo torcieron cuando se bañaba…eso sí, con una sonrisa en el
rostro y diciendo: “Me los cogí, pendejos”.