Sunday, April 29, 2018

El Temible Gambetas



Le llega un balón. Él, pegado a la banda, baja la pelota sin problemas luego de que El Tuercas le mandó un pase medio descompuesto. Ya con el esférico controlado, llega una canción a su cabeza (Falsa Sociedad – Banda Bostik) y mientras mueve sus pies la melodía sigue su marcha.

Se quita a uno, se quita a otro, esquiva dos patadas, hace una bicicleta, le alcanzan a dar, pero el árbitro hace la ya clásica seña de Ley de la Ventaja. Se le deja ir el contención del otro equipo, al que le dicen el Niñote, y todo parece perdido, el balón se aleja de sus pies y el otro equipo aplaude que perderá la bocha; sin embargo, en un movimiento digno del Pastor Lozano, logra puntear la pelota que pasa entre los pies de su rival y logra avanzar.

La gente se emociona, ya pasó medio campo y va hacia el centro, las expectativas para su equipo son buenas, están empatando en plena final del campeonato, pero en esta jugada pueden marcar diferencia. El Temible Gambetas, como lo conoce el respetado, sabe que con esa zurda tan bien educada puede hacer que su equipo se adelante en el marcador, pero de lo que no es consciente es que su derecha es fatal.

Se acerca al área rival  y sigue esquivando rivales, a unos más de una vez, ya hizo dos túneles, más de tres quiebres y los contrarios tienen que comprarse una cintura nueva. De repente, se le acercan dos contrarios de esos que tienen la gran filosofía “O pasa el balón o el jugador, pero no ambos”.
Los dos rivales se barren, será difícil para el Gambetas superarlos, pero al más puro estilo de Oliver Atom, y en pleno estaxis de la rola de la Banda Bostik, logra dar la gran vuelta que dignificó Zinedine Zidane en un partido de la selección francesa contra Brasil en el mundial de Alemania 2006; logra avanzar.

Ya sólo faltan tres rivales, los cuales esperan en línea para que el Gambetas dé el pase a uno de sus compañeros y así dar un paso hacia adelante y aplicar la técnica del Fuera de Lugar.

Pero lo que no saben, es que el Gambetas no piensa pasar el balón, sabe que él puede terminar la jugada sin necesidad de sus compañeros. Los defensas reaccionan demasiado tarde, el Gambetas ya les ganó con la inercia de su velocidad y se pone solo frente al portero.

En eso, el Gambetas se paraliza, le llega un pensamiento terrible, la portería se le hace el espacio más pequeño del mundo para meter un balón y el portero, sorprendido por la actitud del Gambetas, no sabe si ir por el esférico o aguantar al más puro estilo de Adolfo Ríos y así atajar la pelota, lo que significaría la tanda de penaltis, es decir, un pinche volado para engañar al destino.

El Gambetas sabe que si mete el gol sólo significará un tiempo corto de gloria, porque en el Reclusorio Oriente es difícil irse a dormir con una sonrisa, con una victoria en el bolsillo. Sabe que si mete la bocha a la portería habrá consecuencias, hay mucho dinero de por medio en ese juego, varios capos del penal apostaron sus ganancias por la venta de drogas en estos 90 minutos.

Qué encrucijada, ni cuando asaltó el Oxxo por el que lo torcieron estuvo tan temeroso. Ahora, no se juega su libertad, se juega su vida, y ante eso nadie puede decidir por él más que el mismo Gambetas.

Pero la gloria de meter un balón a la portería luego de una gran jugada no se compara con nada, así que haciendo un tributo a Luis Miguel Salvador y sus goles con el Atlante, equipo preferido del Gambetas, sólo cruza el balón ante la salida del portero. Gol.

Su equipo ganó el campeonato del Reclusorio Oriente, pero del Gambetas ya nadie quiso hablar. Los rumores dicen que a meses para obtener su libertad, se lo torcieron cuando se bañaba…eso sí, con una sonrisa en el rostro y diciendo: “Me los cogí, pendejos”.